La violència és la por als ideals dels demés. -Mahatma Gandhi-

lunes, 12 de diciembre de 2011

¿Quién manda aquí?

¿Estamos intervenidos o qué?

El asunto no deja de estar de actualidad: últimamente nos preocupa mucho nuestra propia soberanía. Desde que la crisis económica que no era crisis ni económica supusiera el mayor golpe a las sociedades occidentales desde el crack del 29 (sin contar la segunda guerra mundial), los más avispados de este país se han dado cuenta de que estamos intervenidos. Los maledicentes advierten que aquella reducción de sueldo de los funcionarios (hace ya más de un año) fue el inicio de una intervención económica que ha ido a más. En tonos apocalípticos, anunciando el fin del estado, la soberanía y el país, otros dicen que la reciente reforma de la constitución ha sido impuesta por el Banco Central. Los más progresistas aspiran incluso a“cobrar” por la intervención y reivindican que España tenga un mayor peso en Europa, ya que es allí donde se decide lo más importante de nuestra economía, nuestra agricultura, etc. Europa parece haberse convertido en uno de nuestros problemas: nos han robado la soberanía.

La actitud es muy española: salvando mucho las distancias, y en un contexto totalmente distinto, recuerda a aquel “Que inventen ellos” unamuniano, que a su modo venía a renegar de Europa como idea, como proyecto. Y es que ahora nos sentimos intervenidos, pero nadie albergaba tal sentimiento cuando Europa significaba fondos económicos, planes de desarrollo local y miles de millones para que España pudiera acercarse un poco a los países de cabeza. Eso era un proceso de integración política, solidaridad continental o cualquier otra cosa. No era intervención, faltaría más. Y el cinismo alcanza su grado sumo cuando se critica la actitud “prepotente” de Francia y Alemania: y es que es fácil imaginarse que si España fuera “la locomotora” de Europa, enviaría el dinero a los países que lo necesitaran sin ningún tipo de prestación ni contrapartida, sin esperar que al menos el país que lo recibe tome las medidas necesarias para que ese dinero se emplee de una manera eficaz.

El problema de fondo se remonta a hace unos 25 años. Visto lo visto, parece que hay quien no entiende muy bien qué significó entoces ingresar en la Unión Europea. Es necesariamente una pérdida de soberanía. Crear una gran unión política es dejarse intervenir, nos guste o no nos guste. A medio o largo plazo, crisis como la que estamos viviendo ponen de manifiesto una decisión sin marcha atrás: o nos unimos de verdad o damos marcha atrás. Unirse de verdad implica crear un gobierno económico, que mire por el interés de la comunidad, no de un país particular. Implica tener una política internacional común y, por qué no, servicios comunes de seguridad. Si está garantizada la movilidad de estudiantes, la moneda común debiera ser símbolo también de unas prácticas económicas comunes. Desconozco si Europa es el problema o la solución. Pero lo que sí creo es que en los últimos meses he escuchado y leído las opiniones más cínicas e hipócritas sobre la unión de los últimos años. Una mala señal: el cinismo y la hipocresía son compartidos por los que presumen de conservadores y por los que hacen lo mismo respecto a su progresismo. Será que los extremos se tocan…

www.boulesis.com

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